Medicacion contraindicada en miastenia gravis

Tratamiento de la miastenia gravis bulbar

Los medicamentos conocidos como inhibidores de la colinesterasa ofrecen un alivio de los síntomas al bloquear la acción de la acetilcolinesterasa y aumentar la cantidad de acetilcolina en la unión neuromuscular. (Para una explicación más detallada de cómo actúan estos fármacos, véase Causas/ Herencia).

Los fármacos inmunoterapéuticos más utilizados en la MG son la prednisona, la azatioprina, la ciclosporina y el micofenolato mofetilo. En algunas circunstancias, sobre todo en las personas con MG refractaria, pueden considerarse otros agentes como el rituximab, la inmunoglobulina intravenosa (IGIV) periódica, la ciclofosfamida de pulso mensual y el tacrolimus.

La plasmaféresis y la IGIV son inmunoterapias rápidas que suelen reservarse para determinadas situaciones, como las crisis miasténicas. Actúan rápidamente pero tienen una corta duración de acción. Se utilizan de forma preoperatoria antes de la timectomía, mientras se inician inmunoterapias de acción más lenta, o como adyuvante de otros medicamentos inmunoterapéuticos en pacientes con MG refractaria.

La timectomía es beneficiosa para ciertos pacientes que son positivos al anticuerpo del receptor de acetilcolina, sin embargo, la extirpación del timo tarda de meses a años en mostrar beneficios para los pacientes con MG. Los medicamentos inmunosupresores pueden utilizarse para atacar la enfermedad en su origen, pero aumentan la susceptibilidad a las enfermedades infecciosas y la mayoría de ellos conllevan otros efectos secundarios potencialmente graves.

Miastenia gravis – actualización

Algunos medicamentos, por ejemplo varios antibióticos o fármacos cardiovasculares (betabloqueantes, bloqueantes de los canales de calcio), que deterioran directamente la transmisión neuromuscular debido a diferentes mecanismos pre o postsinápticos o combinados, suelen causar un empeoramiento transitorio de los síntomas en pacientes con un cuadro miasténico previamente diagnosticado (Figura 1). Se puede plantear la hipótesis de que la mayoría de estos efectos adversos relacionados con los fármacos que son causados por la interferencia con la NMJ sólo duran un corto período de tiempo, dependiendo principalmente de la vida media del fármaco y de los factores relacionados con el paciente (sexo, edad, función renal, etc.) que influyen en su eliminación. Uno de los pocos estudios que abordan sistemáticamente esta cuestión informó de que el 19% de todas las exacerbaciones de la MG registradas se debieron a intervenciones farmacéuticas (Gummi et al., 2019). La retirada de los fármacos que agravan la miastenia debería ser eficaz en estos casos, y una vez que se ha gestionado con éxito una agravación aguda, se puede volver a alcanzar la línea de base clínica sin más intervenciones.

Tratamiento de la miastenia gravis

La miastenia gravis es una enfermedad autoinmune poco frecuente con una prevalencia de aproximadamente 14 a 20 casos por cada 100.000 personas.1-3 En general, la prevalencia de la miastenia gravis está aumentando en Estados Unidos con una tasa de crecimiento anual de aproximadamente el 1,07%, en parte debido a la mayor incidencia en pacientes de edad avanzada, así como a la mejora de las estrategias de diagnóstico. Las mujeres suelen verse afectadas a una edad más temprana que los hombres y, en general, representan alrededor del 60% de los pacientes con miastenia gravis.4

La fatiga y la debilidad muscular son los principales síntomas de presentación de la miastenia gravis.5 La ptosis o la diplopía debidas a la debilidad de los músculos extraoculares son comunes durante la presentación inicial. Los pacientes también pueden presentar problemas para masticar y tragar, mientras que otros presentan debilidad en las extremidades. Los síntomas suelen empeorar a lo largo del día. La enfermedad puede limitarse a los músculos oculares externos (una forma menos grave de la enfermedad) o puede ser más generalizada, afectando a los músculos de la cara, las zonas orofaríngeas, la parte superior del torso y las extremidades proximales.6,7 También puede producirse parálisis respiratoria en exacerbaciones muy graves. Aunque la enfermedad es progresiva, los pacientes experimentan períodos intermitentes de enfermedad muy activa y de remisión. Aunque se desconoce la etiología de la mayoría de las exacerbaciones, los medicamentos, los procedimientos médicos y las infecciones se han implicado en los brotes de miastenia gravis.8

Miastenia gravis y antibióticos

La miastenia gravis está causada por la acción deletérea de anticuerpos producidos por el individuo y dirigidos contra uno o varios componentes de la unión neuromuscular. Caracterizada por una variabilidad de la alteración muscular resultante y por la presencia de un bloqueo sináptico en el electromiograma, esta enfermedad neuromuscular no hereditaria puede empeorar significativamente con ciertos fármacos, algunos de los cuales se prescriben ampliamente en la práctica cardiológica (incluidos los betabloqueantes, los anticalcáreos y los antiarrítmicos).

En un artículo publicado en junio de 2021, un equipo de clínicos alemanes intentó, a partir de los datos de farmacovigilancia puestos a disposición por la Organización Mundial de la Salud (OMS), precisar la frecuencia de los efectos secundarios declarados en el desarrollo de una miastenia gravis y su atribución a tal o cual medicamento. En general, los accidentes relacionados con estos fármacos cardiovasculares son más raros que los relacionados con los antibióticos o los neurolépticos. Los autores identificaron como peligrosos la tizanidina, los alfabloqueantes, los betabloqueantes y los anticalcáreos, mientras que el riesgo es menor con el salbutamol, los inhibidores de los receptores de angiotensina, los anticoagulantes orales y las heparinas. Este artículo ilustra, una vez más, el interés del análisis de big data, y permite establecer contraindicaciones farmacológicas más precisas para los pacientes miasténicos.