Centro de salud puente la reina

El altavoz – Proyecto Hombre Navarra

A tan sólo 24 kilómetros de Pamplona encontramos la maravillosa localidad de Puente la Reina. Un pueblo empedrado lleno de historia en todos sus rincones y caracterizado por el paso de los que realizan el Camino de Santiago.

Es una villa de origen templario fundada por Alfonso I El Batallador, en el siglo XII. Está construida sobre la base de una calle principal que conduce al Puente de la Reina. Una calle estrecha llena de casas palaciegas, monumentos e iglesias que esconden un estrecho vínculo con el Camino de Santiago.

Cuenta con 6 arcos de medio punto y uno sumergido, de 110 metros de largo y 4 de ancho. En el centro del puente había una torre defensiva que contenía una imagen de la Virgen del Puy, patrona del pueblo. Alrededor de esta virgen surgió una hermosa leyenda que le animamos a descubrir si visita el pueblo. Además de la torre central, el puente tenía otras dos torres defensivas en sus extremos. En el muro de una de ellas aún se puede leer una inscripción que pide limosna para los presos de la cárcel.

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Los Caminos que vienen de Somport y Roncesvalles se convierten en uno solo, no sin antes superar más de treinta kilómetros. Junto a la omnipresente Higa de Monreal, el patrimonio viario es evidente a lo largo de la ribera, con cruces de caminos, puentes y antiguos prioratos. La etapa recorre la vertiente norte de la sierra de Alaiz, repleta de encinas y atravesada por la brillante línea del Canal de Navarra.

Junto a las toscas canteras el itinerario avanza hacia Tiebas, cuyo albergue ofrece la posibilidad de dividir la etapa, y progresa por el Muruarte de Reta hasta el Valle de Izarbe. Olcoz abre sus puertas con su torre fortificada y, al cabo de un rato, el río Robo conduce a Enériz y a la ermita románica de Santa María de Eunate, conectada desde su origen con la Ruta Jacobea. En la plaza de Obanos se reúnen los peregrinos procedentes del Pirineo aragonés y los navarros para descender a Puente la Reina, donde se conectan ambas rutas.

Nos despedimos por ahora de este pueblo de unos 500 vecinos entre varias casas de robustas fachadas. Al final de la calle del Burgo hay un poste indicador que señala 14 kilómetros hasta Tiebas. Nuestra ruta avanza cómodamente junto a la silueta de la Higa de Monreal, también llamada Elomendi, cuya cumbre alcanza los 1295 metros. La pista de tierra pasa entre rosales silvestres y cultivos de cereal y llega a la orilla del río. Un poste indicador señala la cruz gótica de San Blas, separada de la Ruta Jacobea, mientras cruzamos el río gracias a una pasarela de madera (km. 1,9). Pronto desembocamos en una pista, girando a la izquierda y cruzando de nuevo el río por una pasarela de hormigón. Seguimos la pista por los parajes de Zirimotz y Garitoain, acercándonos un poco más a la ladera de la sierra de Alaiz. Antes de llegar a Yárnoz bajaremos por unas escaleras hasta un puente (km. 4), aprovechando la sombra que ofrecen los bojes y las encinas.

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Este viaje se caracteriza plenamente por el Alto de perdón. Subirlo requiere un ritmo tranquilo y constante y su descenso exige extremar la precaución. La salida de Pamplona, por el campus universitario, es muy limpia e interesante. Entre medias, pequeños y tranquilos parajes que, parecen islas flotando entre campos de cereal. El viento puede jugar una mala pasada a los ojos. Al final de la jornada, en Puente la Reina se funden los peregrinos del Camino Aragonés con los del Camino Navarro. Los que deseen dedicar tiempo a visitar la iglesia de Santa María de Eunate deben desviarse de la ruta aquí.

La subida (2,4 km), a pesar de tener algunas pendientes pronunciadas, no es demasiado difícil si se toma con calma, ganando metros poco a poco. Sin duda, muchos peregrinos sufrirán y llegar a la cima se convierte en un auténtico martirio. La proximidad de las aspas de los aerogeneradores produce una sensación de ansiedad, agravada por el viento, que suele ser bastante violento en esta zona. Antes de llegar a la cima, los peregrinos se encuentran con una fuente, la Fuente de La Reniega. Una de las leyendas más famosas del Camino de Santiago habla de la aparición del diablo a un joven peregrino, que sufre de agotamiento y deshidratación mientras sube a la cumbre. El diablo le ofrece agua a cambio de que renuncie a Dios. El peregrino rechaza la oferta. El diablo sigue intentando tentar al joven, retomar tu creencia en la virgen y saciar tu sed. De nuevo el peregrino se niega. Finalmente, el diablo le pide al joven que pierda su fe en Santiago. Una vez más se niega. De repente aparece un apóstol y exige al diablo que sacie la sed del peregrino.

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El viaje concluirá visitando Roncesvalles, sede de la Colegiata de Roncesvalles (Iglesia de Santa María), construida en el siglo XIII como lugar para asistir física y espiritualmente a los peregrinos que cruzaban los Pirineos por Roncesvalles siguiendo el Camino de Santiago. En el altar mayor de la iglesia de Santa María visitaremos una hermosa imagen de María recubierta de plata (Imagen de Santa María de Roncesvalles, siglo XIII). En la sala capitular (siglo XIV) encontraremos el Sepulcro del Rey Sancho el Fuerte.    Cerca de la Colegiata se encuentra también la Iglesia de Santiago (siglo XIII) y la Capilla del Espíritu Santo (siglo XII) antiguo lugar de enterramiento.

Salida de Pamplona hacia el Monasterio de Leyre. Este monasterio fue Sede y Corte del Señorío de los Pirineos y Mausoleo Real de los más antiguos monarcas de Navarra. Favorecido por el rey Sancho el Mayor, el Monasterio reunió un gran número de propiedades, se convirtió en el centro espiritual, político y cultural de Navarra y controló las rutas pirenaicas del Camino. Sus principales espacios fueron construidos durante los siglos XI y XII, entre ellos la cripta del siglo XI y la Porta Speciosa (siglo XII).